LA ULTIMA CENA




“La última cena”, “ Il cenacolo” o “L’ultima cena” obra original de Leonardo da Vinci ejecutada entre 1495 y 1498 es una pintura mural realizada por el maestro italiano, en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán (Italia).

 La pintura fue elaborada, por encargo del duque Ludovico Sforza, Duque de Milán. No es un fresco tradicional, sino un mural ejecutado al temple y óleo sobre dos capas de preparación de yeso extendidas sobre enlucido. Mide 460 cm de alto por 880 cm de ancho. Muchos expertos e historiadores del arte, consideran a La última cena como una de las mejores obras pictóricas del mundo.
 
El paso de los siglos la  ha afectado mucho. Los expertos indican además que la enorme cantidad de gente que ha pasado por el Refectorio para poder admirarla también ha sido perjudicial para la pintura.
Leonardo utilizó óleo sobre el yeso seco de la pared, una técnica experimental que provocaría un rapidísimo deterioro de La Última cena, provocando numerosas restauraciones.Varias inundaciones acaecidas en Milán contribuyeron al deterioro de la obra. La incorporación de una puerta en la sala en 1652, cercenó los pies de varios personajes del mural.En 1797 un ejercito francés utilizó la sala como establo deteriorando la obra aún más. En 1943 los bombardeos aliados pusieron su grano de arena en el progresivo deterioro de la obra. En 1977 se inició un programa de restauración y conservación que mejoró en gran medida el mural. No obstante gran parte de la superficie original se ha perdido.
Estudio de perspectiva. Todas las líneas confluyen a la figura de Cristo.
La pintura refleja el momento de la última cena en el que Jesús anuncia que entre los discípulos hay un traidor. Se forman cuatro grupos de tres personajes donde cada uno plasma una emoción humana: estupor, ira, miedo... Es sabido que Leonardo utilizó personas reales como modelos para los personajes del mural. Incluso se retrató a sí mismo el segundo empezando por la izquierda como se puede ver en la imagen. Esto es lo que cuenta Mateo Bandello, novicio del convento sobre la ejecución de La Última Cena:"Llegaba bastante temprano, se subía al andamio y se ponía a trabajar. A veces permanecía sin soltar el pincel desde el alba hasta la caída de la tarde, pintando sin cesar y olvidándose de comer y beber. Otras veces no tocaba el pincel durante dos, tres o cuatro días, pero se pasaba varias horas delante de la obra, con los brazos cruzados, examinando y sopesando en silencio las figuras. También recuerdo que en cierta ocasión, a mediodía, cuando el sol estaba en su cenit, abandonó con premura la Corte Vecchia, donde estaba trabajando en su soberbio caballo de barro, y, sin cuidarse de buscar la sombra, vino directamente a Santa Maria delle Grazie, se encaramó al andamio, cogió el pincel, dio una o dos pinceladas y se fue".
 No es impactante por su tamaño y su ubicación no es central en la Iglesia Santa María delle Grazie en Milán pero es una de las obras más bellas del Arte.
Detalle de la izquierda.

 

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